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martes, 27 de septiembre de 2016

Como agua para chocolate



  • Autor: Laura Esquivel
  • ISBN: 9788483655573
  • Editorial Suma de Letras
  • Año: 2013
  • 272 págs.
  • Tita #1
  • Precio: 16.50€


No siempre tenemos a mano los ingredientes de la felicidad. Tita lo aprendió siendo pequeña, cuando crecía en la cocina con Nacha y se le negaba toda posibilidad de vida propia desde su nacimiento. También aprendió Tita es que los ingredientes no son lo más importante para cocinar un buen plato, sino todo el amor con que seas capaz de hacerlo.
Pero Tita se dio cuenta de que sus platos no solo tenían el poder de deslumbrar por sus sabores y texturas. Su tristeza, su alegría, su deseo o su dolor a la hora de prepararlos se contagiaban irremediablemente a todo aquel que los probaba.



La historia se divide en doce capítulos (los doce meses del año) y empiezan explicando la preparación de algún plato típico de México. Aprendes muchísimo sobre cocina con este libro: platos y alimentos que reciben nombres muy curiosos y que eran desconocidos para mí hasta que los buscaba en Internet y descubría que eran platos conocidos pero con otro nombre.

La forma de escribir de la autora es muy curiosa, utiliza palabras que suenan raro o emplea tiempos verbales diferentes a los que usaríamos en español. A veces había frases que no entendía porque alguno de los personajes empleaba un acento cerrado.

Al principio del libro explican que Tita es muy sensible porque nació acompañada por un torrente de lágrimas. Una metáfora preciosa. Así, y de forma injusta, se convierte en una representación de la tristeza en persona y parece que el infortunio la persiga durante toda su vida.

No puedes evitar coger manía a la madre de Tita, que sacrifica sin ningún problema la felicidad de su hija, amargando su futuro, con tal de no verse sola cuando llegue a la vejez. En su lugar, si hubiera sido cariñosa con sus hijas, estoy segura de que no habría tenido problemas en la vejez porque todas querrían cuidarla, pero las crió con tanta severidad que sólo logró ahuyentarlas.

El libro goza de muchísimas exageraciones. Al principio son graciosas, pero hacia el final el lector puede desesperarse con tanta exageración absurda: huracanes originados por pollos en el corral, duchas que explotan por combustión espontánea, ríos de lágrimas que fluyen escaleras abajo, frijoles que necesitan que les canten porque están enfadados... Sé que toda historia merece ser adornada con detallitos de fantasía, pero llega un punto que colapsan la lectura y le restan credibilidad.

El último capítulo es un descontrol. Se nota que la autora tenía muchas ideas que escribir y poco espacio para hacerlo (si por ella fuera un año tendría 13 o 14 meses) y le ha quedado un capítulo final caótico, lleno de muertes y bodas a partes iguales. ¡Y el final es tan injusto! Después de todas las calamidades y penurias que sufre Tita no se merecía un final así. El libro me ha encantado, excepto por ese final que me ha decepcionado muchísimo.

Saludos ;)

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