- Autor: J.R.R. Tolkien
- ISBN: 978-84-4507-3742
- Editorial Minotauro
- Año: 2002
- 520 págs.
- El Señor de los Anillos #3
- Precio: 20.95€
Los ejércitos del Señor Oscuro van extendiendo cada vez más su maléfica sombra por la Tierra Media. Hombres, elfos y enanos unen sus fuerzas para presentar batalla a Sauron y sus huestes. Ajenos a estos preparativos, Frodo y Sam siguen adentrándose en el país de Mordor en su heroico viaje para destruir el Anillo de Poder en las Grietas del Destino.
A lo largo del libro los personajes principales se dividen en varios grupos y acuden a distintos puntos de la tierra Media: Frodo y Sam hacia Mordor; Aragorn, Legolas y Gimli por el sendero de los muertos; Gandalf y Pippin en Minas Tirith, y por último Merry con los jinetes de Rohan. Esto fue algo complicado de imaginar y, como tengo un mapa enmarcado en la habitación, lo descolgué para ir siguiendo las diferentes rutas a medida que leía. Aún así tengo la impresión de que dieron demasiadas vueltas...
Del mismo modo que ocurrió en Las dos torres, la historia del anillo no se retoma hasta la segunda mitad del libro. De nuevo me parece un error abordar primero toda la trama de Aragorn y el resto de la compañía, y dejar para el final a Frodo. Deberían haber sido capítulos alternos.
A estas alturas se han librado varias batallas y diversos personajes se encuentran a las puertas de la muerte. Por tanto, cuando apenas quedaban dos capítulos para que Frodo y Sam llegasen al Monte del Destino, estaba ansiosa por ver cómo destruyen el anillo. En su lugar, sólo encontraba descripciones de la tierra seca y devastada de Mordor junto con conversaciones nada interesantes entre los orcos, lo que hacía que mi impaciencia se acrecentara.
En este libro Sam cobra una importancia mayúscula por su indiscutible lealtad hacia Frodo. Aún estando agotado por la falta de descanso y alimento, fueron diversos los momentos en los que debía animar a su señor a continuar con la misión, o incluso cargarlo en brazos. Sam es el personaje más fuerte y leal de todos, y merece los mayores aplausos.
Entre el resto de personajes, quiero destacar a Aragorn por mostrar una versión atípica del comportamiento de un monarca: es un hombre que está destinado a ser rey, pero se resiste a desempeñar este papel.
Del mismo modo, tenemos a Faramir: un hombre de honor de los pies a la cabeza que, a pesar de la debilidad de su hermano y la locura de su padre, desempeñó un papel fundamental en la trama.
En cuanto a Théoden, a pesar de que Gondor vio a Saruman saquear las tierras de Rohan, el rey cabalga en su ayuda y cumple su promesa incluso cuando faltaron a la suya. Théoden fue un verdadero rey y uno de los hombres más valientes de esta historia.
Hay muchos héroes dentro de esta trilogía, muchos hombres que entregan sus vidas para vencer al mal. Tanto Aragorn, Faramir como el Rey Théoden demuestran con sus acciones que los hombres no son tan débiles ni traicioneros como aseguraban elfos y enanos.
Sin embargo, sí tengo una crítica para Tolkien. Apenas hay mujeres en sus historias (ya lo he dicho en las anteriores reseñas) y me he sentido muy decepcionada no sólo por la escasez de mujeres sino por la poca relevancia de las mismas. Ciertamente Éowyn se convierte en heroína cuando se enfrenta al Rey Brujo, pero eso no es suficiente. Aplaudo que en las películas lo arreglaran introduciendo la subtrama de Arwen o incluso la creación de Tauriel en la trilogía de El Hobbit.
Los tres libros me han gustado mucho, reafirmando mi amor por la Tierra Media y sus personajes. Llegué a emocionarme con la despedida de Frodo y Sam hasta el punto de que se me empañaban los ojos. ¡Definitivamente es una de mis trilogías favoritas! Tanto es así que, ahora que he llegado al final de esta maravillosa historia, ¿qué hago con mi vida?
Del mismo modo que ocurrió en Las dos torres, la historia del anillo no se retoma hasta la segunda mitad del libro. De nuevo me parece un error abordar primero toda la trama de Aragorn y el resto de la compañía, y dejar para el final a Frodo. Deberían haber sido capítulos alternos.
A estas alturas se han librado varias batallas y diversos personajes se encuentran a las puertas de la muerte. Por tanto, cuando apenas quedaban dos capítulos para que Frodo y Sam llegasen al Monte del Destino, estaba ansiosa por ver cómo destruyen el anillo. En su lugar, sólo encontraba descripciones de la tierra seca y devastada de Mordor junto con conversaciones nada interesantes entre los orcos, lo que hacía que mi impaciencia se acrecentara.
En este libro Sam cobra una importancia mayúscula por su indiscutible lealtad hacia Frodo. Aún estando agotado por la falta de descanso y alimento, fueron diversos los momentos en los que debía animar a su señor a continuar con la misión, o incluso cargarlo en brazos. Sam es el personaje más fuerte y leal de todos, y merece los mayores aplausos.
Entre el resto de personajes, quiero destacar a Aragorn por mostrar una versión atípica del comportamiento de un monarca: es un hombre que está destinado a ser rey, pero se resiste a desempeñar este papel.
Del mismo modo, tenemos a Faramir: un hombre de honor de los pies a la cabeza que, a pesar de la debilidad de su hermano y la locura de su padre, desempeñó un papel fundamental en la trama.
En cuanto a Théoden, a pesar de que Gondor vio a Saruman saquear las tierras de Rohan, el rey cabalga en su ayuda y cumple su promesa incluso cuando faltaron a la suya. Théoden fue un verdadero rey y uno de los hombres más valientes de esta historia.
Hay muchos héroes dentro de esta trilogía, muchos hombres que entregan sus vidas para vencer al mal. Tanto Aragorn, Faramir como el Rey Théoden demuestran con sus acciones que los hombres no son tan débiles ni traicioneros como aseguraban elfos y enanos.
Sin embargo, sí tengo una crítica para Tolkien. Apenas hay mujeres en sus historias (ya lo he dicho en las anteriores reseñas) y me he sentido muy decepcionada no sólo por la escasez de mujeres sino por la poca relevancia de las mismas. Ciertamente Éowyn se convierte en heroína cuando se enfrenta al Rey Brujo, pero eso no es suficiente. Aplaudo que en las películas lo arreglaran introduciendo la subtrama de Arwen o incluso la creación de Tauriel en la trilogía de El Hobbit.
Los tres libros me han gustado mucho, reafirmando mi amor por la Tierra Media y sus personajes. Llegué a emocionarme con la despedida de Frodo y Sam hasta el punto de que se me empañaban los ojos. ¡Definitivamente es una de mis trilogías favoritas! Tanto es así que, ahora que he llegado al final de esta maravillosa historia, ¿qué hago con mi vida?
Saludos ;)
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