- Autor: Rosamunde Pilcher
- ISBN: 978-84-9815-9981
- Editorial DeBolsillo
- Año: 2009
- 717 págs.
- Precio: 9.95€
Penélope es la protagonista de esta historia, hija de un cotizado pintor de fama internacional. Tras sufrir un infarto, comienza a hacer balance de su vida y decide volver a Cornualles, el lugar dónde pasó su juventud, para reencontrarse con su pasado. Su estabilidad afectiva depende de una serie de hechos ocurridos en el pasado, y no cejará en su empeño hasta conseguir comprenderse a sí misma y a los miembros de su familia... En ese pasado ocupa un lugar muy importante Los buscadores de conchas, un cuadro pintado por su padre y que ahora parece interesar a sus hijos por su valor económico.
Este libro me lo recomendó mi madre hace unos cuantos años, asegurándome que era un libro ameno, entretenido y muy tranquilo. Ciertamente necesitaba una historia normalita y sosegada... pero no tanto.
Los buscadores de conchas relata el día a día de una anciana: cómo cuida su jardín, hace la comida, recibe visitas de sus hijos. Todo demasiado tranquilo para mí. Me aburre que no ocurra absolutamente nada. El libro muestra las vivencias de Penélope y lo alterna con sus recuerdos, estos capítulos eran aún más aburridos... Descubrimos a sus hijos: Nancy, que se cree una marquesa pero no tiene donde caerse muerta; Noel, la típica sanguijuela que vive para chuparle la sangre a sus amigos y familiares, y Olivia, la única que me cayó bien porque es una mujer independiente, sincera y nada entrometida, deja vivir a los demás sin inmiscuirse en sus asuntos.
Los buscadores de conchas relata el día a día de una anciana: cómo cuida su jardín, hace la comida, recibe visitas de sus hijos. Todo demasiado tranquilo para mí. Me aburre que no ocurra absolutamente nada. El libro muestra las vivencias de Penélope y lo alterna con sus recuerdos, estos capítulos eran aún más aburridos... Descubrimos a sus hijos: Nancy, que se cree una marquesa pero no tiene donde caerse muerta; Noel, la típica sanguijuela que vive para chuparle la sangre a sus amigos y familiares, y Olivia, la única que me cayó bien porque es una mujer independiente, sincera y nada entrometida, deja vivir a los demás sin inmiscuirse en sus asuntos.
El libro se divide en varios capítulos, cada uno de ellos dedicado a un personaje diferente: miembros de la familia y amigos de Penélope, y a través de ellos se va reconstruyendo su historia. El ritmo es lento y sin ningún tipo de atractivo.
Sé que al 99% de los lectores les ha encantado este libro y la forma de escribir de la autora, en cambio (y sintiéndolo mucho) yo necesito más movimiento, algo de chicha que me mantenga pegada a las páginas. No digo que haya que matar a nadie, pero sí alguna "desgracia" cotidiana entre sus páginas, aunque sea una simple torcedura de tobillo; con eso me conformo.
Lo lamento mucho por mi madre, que estaba ilusionada con la idea de que empezara a leer un libro que a ella le gustó mucho, y ha descubierto que a mí me gustan las historias hechas de otra pasta...
Saludos ;)
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