- Autor: Arthur Conan Doyle
- ISBN: 978-84-2068-3256
- Alianza Editorial
- Año: 2014
- 336 págs.
- Sherlock Holmes #4
- Precio: 12.20€
El fervor que desató en los lectores la serie de aventuras protagonizadas por Sherlock Holmes, llevó a Arthur Conan Doyle a prolongar las andanzas del detective inolvidable inquilino del 221B de Baker Street.
Estamos ante una nueva recopilación de casos y esta vez sí hacen referencia varias veces a otros antiguos, así que si uno no los ha leído se puede quedar un poco desubicado. También nos presenta por primera vez a Mycroft Holmes y al profesor Moriarty.
Me gusta que no se centre sólo en asesinatos o robos, sino que haya misterios de todo tipo, algunos son más cotidianos aunque igual de interesantes. Aquí de nuevo somos testigos, esta vez con la desaparición de un caballo, de la increíble obsesión de los ingleses por las apuestas.
A lo largo de estos casos, podemos comprobar que Sherlock no es una máquina perfecta de cálculo y en varias ocasiones comete errores. También ocurre que algunos son a propósito para desenmascarar al asesino.
Una de las cosas que no me gustaron es que los relatos no siguen un orden cronológico. Tan pronto ambos son compañeros en Baker Street como de repente Watson ya está casado y tiene su propia consulta... Creo que el autor ha querido imitar la típica conversación entre amigos, en la que se cuentan batallitas según se acuerdan, sin respetar fechas. Pero no es un estilo que me guste.
El último caso es El problema final y, para ser el más importante de Sherlock Holmes, es demasiado breve, insulso y decepcionante. Apenas conocemos a Moriarty y sus fechorías, así que el lector no lo siente como una gran amenaza. No entendí por qué Holmes decide marcharse hasta Suiza. Sé que tiene que dar esquinazo a Moriarty, ¿pero realmente hacía falta irse tan lejos? Y me sigue maravillando la extraordinaria confianza de Watson. Si Holmes le pidiera que lo acompañase al fin del mundo, el doctor lo haría encantado.
No sé si son imaginaciones mías, pero he notado que el autor estaba cansado de Sherlock Holmes. No se devana mucho los sesos a la hora de componer los casos, muchos son poco originales y varios trasmiten esa sensación de agotamiento.
Saludos ;)
Me gusta que no se centre sólo en asesinatos o robos, sino que haya misterios de todo tipo, algunos son más cotidianos aunque igual de interesantes. Aquí de nuevo somos testigos, esta vez con la desaparición de un caballo, de la increíble obsesión de los ingleses por las apuestas.
A lo largo de estos casos, podemos comprobar que Sherlock no es una máquina perfecta de cálculo y en varias ocasiones comete errores. También ocurre que algunos son a propósito para desenmascarar al asesino.
Una de las cosas que no me gustaron es que los relatos no siguen un orden cronológico. Tan pronto ambos son compañeros en Baker Street como de repente Watson ya está casado y tiene su propia consulta... Creo que el autor ha querido imitar la típica conversación entre amigos, en la que se cuentan batallitas según se acuerdan, sin respetar fechas. Pero no es un estilo que me guste.
El último caso es El problema final y, para ser el más importante de Sherlock Holmes, es demasiado breve, insulso y decepcionante. Apenas conocemos a Moriarty y sus fechorías, así que el lector no lo siente como una gran amenaza. No entendí por qué Holmes decide marcharse hasta Suiza. Sé que tiene que dar esquinazo a Moriarty, ¿pero realmente hacía falta irse tan lejos? Y me sigue maravillando la extraordinaria confianza de Watson. Si Holmes le pidiera que lo acompañase al fin del mundo, el doctor lo haría encantado.
No sé si son imaginaciones mías, pero he notado que el autor estaba cansado de Sherlock Holmes. No se devana mucho los sesos a la hora de componer los casos, muchos son poco originales y varios trasmiten esa sensación de agotamiento.
Saludos ;)
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