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jueves, 25 de junio de 2020

Columna de fuego


  • Autor: Ken Follett
  • ISBN: 978-84-0101-8251
  • Editorial Plaza y Janés
  • Año: 2017
  • 944 págs.
  • Kingsbridge #3
  • Precio: 24.90€ (Tapa dura)



El joven Ned Willard regresa a su hogar en Kingsbridge por Navidad y se encuentra de pronto en el bando contrario al de la muchacha con quien anhela casarse, Margery Fitzgerald.

Corre el año 1558, un año que cambiará Europa para siempre. Las antiguas piedras de la catedral de Kingsbridge contemplan una ciudad dividida por el odio religioso. Los principios elevados chocan con la amistad, la lealtad y el amor, y provocan derramamientos de sangre. 

Los auténticos enemigos, tanto entonces como ahora, no son las religiones rivales. La verdadera batalla es la que enfrenta a quienes creen en la tolerancia y el acuerdo contra tiranos dispuestos a imponer sus ideas a todo el mundo... y a cualquier precio.



Después de varios años posponiendo este momento, ha llegado la oportunidad de terminar la trilogía de Kingsbridge

Como viene siendo habitual con Ken Follett, nos presenta una amplia paleta de personajes distribuidos en diferentes arcos argumentales. Todo comienza con Ned y Margery en Inglaterra, después nos trasladamos a España para conocer a Barney, Carlos y Ebrima, tenemos a Pierre y Sylvie en Francia y, por último, el enfrentamiento político entre María Estuardo y  María Tudor. De hecho, haber visto tantas películas históricas me ayudó mucho a centrarme en el contexto político de este libro.

Soy consciente de que el escritor es famoso por investigar minuciosamente todos los detalles de la época en la que sitúa sus libros, pero personalmente me parece un poco raro que escoja personajes históricos reales (María Tudor o María Estuardo) y se invente situaciones y conversaciones que desconocemos si tuvieron lugar. Por esa razón estos capítulos me sacaban de la lectura. En cambio, el resto de personajes y sus historias al principio me mantuvieron muy interesada, sobre todo Sylvie y Pierre.

Los capítulos eran largos, lo cual me parecía estupendo porque se centraban mucho más en cada uno de los protagonistas. Sin embargo, a medida que avanzaba la trama, mi entusiasmo e interés fueron decayendo. Me aburría con las confabulaciones, estrategias y conversaciones políticas y religiosas. Superada la mitad de la novela, vi que me importaba poco la vida de la mayoría de los personajes, incluso aquellos que al principio me gustaban. Ninguno logró que recuperara el entusiasmo que tenía al inicio de la lectura. De hecho, una vez terminado el libro, me di cuenta que había personajes que se podrían haber eliminado y la historia no sufría ninguna alteración (como es el caso de Barney, Carlos y Ebrima), lo cual demostraba que estaban para rellenar.

Aunque se nombra en algunas ocasiones a protagonistas muy importantes del primer libro de la saga, lo cierto es que se nota que esa familiaridad se ha perdido. Ha transcurrido mucho tiempo y es difícil coger el mismo cariño a los nuevos protagonistas. De hecho, leyendo este libro me entraron muchas ganas de volver a sumergirme en las páginas de Los Pilares de la Tierra. Aún recuerdo con total claridad al prior Philip, Aliena, Jack, Tom... pero estoy segura que, de aquí a unos meses, no recordaré el nombre de ninguno de los protagonistas de Columna de Fuego.

En gran medida, creo que parte del problema ha sido la extensión de la historia, y no me refiero a las casi 1000 páginas, sino a la gran zona geográfica. A lo largo de la historia damos tumbos de un punto a otro del mapa, saltando de país en país y de año en año. A veces incluso transcurría una década y descubríamos que los personajes habían cambiado de parejas, o vivían en otro país, se habían convertido en abuelos o incluso habían muerto. Esto impide que el lector se involucre realmente en sus vidas.

Creo que el autor se aventuró demasiado y olvidó cuál es el corazón de estos libros: Kingsbridge. La ciudad que se hizo famosa por la construcción de su catedral ahora está ausente en la mayoría del libro. Una de las cosas que hizo que los dos libros anteriores fueran especiales fue la forma en que Follett entretejió las vidas de los personajes con sus conocimientos sobre la construcción de catedrales. En cambio, en este libro, la aparición de Kingsbridge resulta anecdótica.

Me ha costado llegar hasta el final y no puedo decir que me haya gustado. Creo que no tiene el mismo nivel de interés o intensidad que sus predecesores.

Saludos ;)


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