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lunes, 5 de diciembre de 2011

Martes - 22

Estaba enfadada. A pesar de ser su cumpleaños, el día era un auténtico asco.
Julya se había vestido con uno de sus conjuntos más monos: una minifalda negra junto con sus botas de tacón y un jersey púrpura de cuello en V, incluso se había maquillado, algo muy insólito en ella. 
Todo para llamar la atención de Alexander.
Julya no solía hacer castillos en el aire, pero sí había imaginado que Alex la miraría con   sorpresa o puede que picardía... Sin embargo, fue una fría indiferencia lo que se encontró esa mañana.
Como era de esperar, no había nadie en toda la clase: ellos dos solos. El chico estaba conectado con su ordenador y apenas la miró unos segundos antes de volver a centrarse en la pantalla para seguir matando monstruos. 
Ni siquiera la felicitó.  
Julya ahogó un bufido. El día anterior se lo había comentado a todo el grupo y que se le hubiera olvidado no hizo sino hincharle la vena. Pero respiró hondo y se lo tomó con calma, al fin y al cabo tenía todo el día por delante... pero éste no mejoró.
Trató de llamar su atención: le preguntó por el juego de rol e hizo como si le interesara -aunque su época de juegos on-line pasó hacía años-, pero no consiguió sacar más de unos monosílabos.  
¿Qué le pasa? Ayer estaba normal.
Cuando vio a Nathan se le iluminó la cara. El chico la abrazó y luego se sentó. Andrew parecía un tanto meditabundo y apenas levantó la cabeza como saludo. ¡Ni siquiera me felicitan! ¡Hay que joderse!
—¡Qué pasa, gorda! ¿Cuántos te caen?
Julya no necesitó darse la vuelta para saber que había aparecido el Ironías. Precisamente el único al que no puedo ni ver...
—Deberías saberlo porque ayer os lo dije a todos comentó con cierto mal humor.
Nathan aterrizó en ese momento en el planeta Tierra y su cara se desencajó.
—¡Lo siento, lo siento! ¡No me acordaba!  
La volvió a espachurrar en un inesperado abrazo; July sintió cómo le crujía la espalda. Estaba mosqueada, pero no pudo evitar sonreír. ¡Nathan siempre era tan mono cuando se disculpaba! =^^= 
¡Anda! Ahí viene el champiñón. 
Chris se dirigió hacia ellos. Por raro que pareciera, sí se acordó de felicitarla, aunque fue bastante seco porque todavía no tenía confianza con ella.
July notó que alguien la llamaba dando unos golpecitos en su hombro, así que se giró y se encontró con la barbuda cara de Andy (con el plumas puesto parecía un enorme oso pardo) La cogió de la mano y le dio un fuerte apretón. A continuación se sentó en su sitio y sacó el e-book para leer el "frikilibro" -ciencia ficción y filosofía- que tocara esa semana. Julya se quedó un poco estupefacta. Imagino que es su forma peculiar de felicitarme... ^^U
Pero las cosas no terminaron ahí.
Esa misma tarde, mientras estaba conectada al facebook, Nathan le dijo que Marlon -textualmente "el asqueroso Ironías"- la había puesto verde a sus espaldas.  
¡Será cobarde, el muy cabrón! ¡A mí las cosas a la cara!
De camino a la boca del metro, él, Alex y Nathan estaban hablando de los examenes que les acechaban. Entonces Ironías empezó a mofarse de Julya, riéndose de ella por estar cursando por segunda vez alguna de las asignaturas, llamándola gilipollas y despreciándola por completo.
Entonces Nathan, como buen amigo que era, salió en su defensa. 
—Riete, pero seguro que tú no eres capaz ni de aprobar una asignatura. 
—¡Claro que sí! ¡No como ella, que está repitiendo!
—¿Repitiendo? Tú no tienes ni idea de cómo va la universidad, ¿verdad? Ella no está repitiendo, sólo le quedaron tres o cuatro.
Alexander escuchaba sin hablar, algo muy raro en él porque siempre le gustaba meter baza. Parecía dividido y no sabía a quien apoyar. Entonces decidió ocupar un papel neutral en la discusión.
—Venga, tío —dijo sin convicción. Deja de meterte con ella... 
Ironías era demasiado cabezota, así que no hizo caso y le dirigió una mirada de desprecio a Nathan, quien ni se inmutó y tampoco estaba dispuesto a callarse.
Si sigues haciendo gilipolleces te echarán de la carrera —dijo. Entonces todos nos reiremos de ti.
El muy idiota se quedó de piedra, intimidado. Nathan resistió la tentación de sonreír triunfal. Le tenía gato desde el primer día que abrió su bocaza y era una oportunidad perfecta para dejarle por los suelos, como la mierda con ojos que era.
Julya sonrió cuando le contó todo. ¡Me lo comía a besos! Luego se percató del detalle de que Alex no había abierto el pico por ella. ¡Menudo caballero de brillante armadura! Qué decepción... ¬_¬

2 comentarios:

mientrasleo dijo...

Está clara una cosa, no fue un buen día. Me cae bien Nathan..
Besos

Slay dijo...

En serio, esto me tiene enganchadísimo, escribes genial!! ^^
a ver cuando vienen las demas entradas =)
viva Nathan!!! jajajaja