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jueves, 5 de enero de 2012

Miércoles - 9

Después del estupendo fin de semana, Julya iba cada día más contenta a la universidad y, esa mañana en particular, tenía muchas ganas de mimitos. 
Sin embargo Alexander estaba más dormido de lo normal, incluso echó una cabezada durante una de las clases. Con lo cual, Julya tuvo que aguantar sus ganas se romanticismo y ser ella la que diera el paso. 
En uno de los descansos, se acurrucó junto a él tan melosa como un gato. Al ver que Alex no reaccionaba, July le hizo el besito esquimal para que luego la besara, pero él se quejó y contestó de mal humor; se comportó como un rancio y un borde. 
¡Pues que te den, encima que me pongo cariñosa! Julya se apartó, fastidiada. Estaba harta de buscar sus labios y no encontrarlos.

Cuando Alex por fin se espabiló, se arrimó a la mesa y pinchó con el portaminas a July en el hombro para que se diera la vuelta. Ella lo hizo más por acción mecánica que por gusto.
—El domingo Ben preguntó por ti.
—¿Sí? ¿Y eso?
—Quería saber si seguíamos juntos.
¿Juntos? ¿Realmente lo estamos? ¿Qué somos? Las preguntas no dejaron de bombardearla, pero July procuró que su cara no revelara lo que estaba pensando.
—¿Y por qué no íbamos a estarlo? ¿A qué venía la pregunta?
—Nada... Cosas de mis amigos. —Una sonrisa entre triste y confusa afloró a sus labios. ¡Vaya fama tengo!
¿Y eso? —repitió July, interesada.
Porque las relaciones me duran poco. Una semana, un mes... A veces no es mi culpa, otras rompemos por aburrimiento. 
¡No me digas eso! ¡Vaya ánimos!
Para contradecir sus propias palabras y compensarla por el feo de esa mañana, Alex no hizo ni caso del ordenador ni de sus amigos -¡las sombras!- y estuvo pendiente de Julya todo el rato: la abrazaba, la besaba en el pelo y se acurrucaba en su hombro. Me estás clavando las gafas...
A última hora no se quedó en clase y para despedirse la besó en los labios. ¡Sin tener que pedírselo yo!
Andrew esbozó una sonrisa de lobo que brilló entre la mata de barba que le cubría la cara.
—¡Te ha dado un besito!
En ese momento la chica-zanahoria le lanzó a Julya una mirada... ¡Estaría fulminada y enterrada!

Después de las clases, Andrew y Julya se fueron a los laboratorios para hacer un trabajo que debían entregar la semana siguiente. Sin embargo, cuando apenas acababan de empezar a hacerlo, toda la sala de ordenadores se apagó.
—¿Qué pasa?
—Se ha debido de colgar... —afirmó Andy, aporreando el botón de encendido, pero el ordenador siguió sin funcionar—. ¡Vaya aburrimiento! Porque los dos tenemos pareja y no somos folla-amigos, sino ya teníamos algo que hacer. 
Julya apartó la mirada del techo y la clavó en él.
¡Yo alucino contigo, tío! ¡No te cortas un pelo! —Su cara era un poema. 
Pero eran esas salidas lo que le gustaba de Andrew. Era un chico con el que uno nunca se aburría, nunca podías estar seguro de cual iba a ser su respuesta o su reacción ante cualquier asunto. Pocas personas eran capaces de comprenderlo y a July se gustaba saber que ella sí era una de ellas.


1 comentario:

Slay dijo...

Esta parte no me resulta muy familiar jajajaja
A ver como acaba todo... :P