No tiene nombre. No lo necesita.
Ella es una bestia y, como tal, así debe llamarse. Así le gusta que la llamen.
No recuerda cómo fue a parar a aquella jaula.
Supongo que siempre estuvo allí, pero con el paso de los años fue tomando cierta forma y tamaño.
Nadie sabe cómo es, ni siquiera yo.
Sus ojos son lo único que se distinguen en el impenetrable abismo.
Son grandes y afilados, profundos como la oscuridad que la rodea y luminosos como un faro en mitad de la nada. Son un foco de furia, rabia y salvajismo. Los ojos de una criatura primitiva y peligrosa.
1 comentario:
Ojojojo,voy a por lo siguientes ._________.
Besitos de miel^^
Alicia
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