Una vacante imprevista

• Autor: J.K. Rowling
• ISBN: 978-84-9838-4925
• Editorial Salamandra
• Año: 2012
• 601 págs.
• Precio: 23€

Con su plaza adoquinada y su antiquísima abadía, Pagford parece un típico pueblecito inglés, un lugar idílico en el que la vida transcurre con plácida tranquilidad. Sin embargo, sus habitantes están inmersos en una realidad muy diferente. 

Tras la conmoción causada por la súbita muerte de Barry Fairbrother, se desencadena una auténtica batalla por ocupar la vacante dejada en el consejo parroquial, donde se dirime el destino de una urbanización de dudosa legalidad. La tensión hace aflorar una serie de conflictos latentes que involucran a todo el pueblo: hijos contra padres, pobres contra ricos, mujeres contra maridos, alumnos contra maestros... La pasión, la hipocresía y los secretos que suelen anidar en una comunidad pequeña desempeñarán un papel decisivo en el futuro de Pagford.

Llevaba desde principios de enero con la lectura de este libro. Durante ese tiempo otros se han abierto camino hasta mi mesilla, y me he tenido que proponer terminar éste de una vez por todas... Tras leer el resumen, empecé a sospechar que este libro quería aparentar más de lo que era... y estaba en lo cierto. Tras el éxito incuestionable de Harry Potter (cuya saga empecé a devorar con 8 añitos y, por tanto, soy fan hasta la médula), la autora ha querido darle una vuelta de tuerca a sus escritos, pero lo cierto es que no ha conseguido llegar a la suelta del zapato del mítico mago.

Echaba de menos la pluma de Rowling. Con su prosa sencilla relata los entresijos de un pueblecito aparentemente perfecto que esconde un nido de víboras. La trama está dirigida al público adulto y nos encontramos con prejuicios, hipocresía, venganza, violencia, desamores, adulterio, adicciones, ambición, sexo, muerte... La historia tiene un trasfondo interesante, no le falta razón al querer denunciar este tipo de situaciones que se dan hoy día, pero al acabar la novela no sacas nada de provecho.

Una vacante imprevista es aburrido y sin interés. El estilo que ha empleado lo hace denso y lento, no eran necesarias tantas páginas para no llegar a ninguna parte. Para terminarlo me ha costado mucha determinación y ha habido momentos que quise abandonarlo. Nunca me había pasado nada parecido, ni siquiera con los libros de Harry que me gustaron menos. Debo admitir que durante toda la lectura me preguntaba si realmente estaba leyendo a la misma Rowling que recuerdo. No digo que esté mal escrito, al contrario, pero sí eché en falta ese toque personal de sus libros que me mantenía pegada a cada una de sus páginas. Si no supiéramos quien lo ha escrito, estoy segura de que nadie relacionaría este libro con Rowling.

El punto malo de la trama es la cantidad desbordante de personajes que aparecen. Páginas y páginas llenas de nombres y familias. El lector tiene que memorizar este tremendo lío para guiarse y saber quién es quién. 
El verdadero fallo (al menos para mí) es la ausencia de protagonistas. La autora nos cuenta cosas de éste o aquél personaje, pero no se centra en ninguno de ellos en concreto. Aproximadamente hay diez familias diferentes en el libro y sólo me han interesado un par de ellas. Los fragmentos que sí me atrapaban los protagonizaban Kay y Kristal. La primera es una asistente social que debe vigilar a Kristal y Rober, hijos de una madre drogadicta. 

Además, la autora abusa de los paréntesis. En ellos inserta pequeñas historias, que cuentan detalles del pasado de cada personaje, para que entendamos mejor la situación que está viviendo, pero normalmente son sólo para rellenar.

En resumen, me ha defraudado mucho. Entiendo que, después de terminar la saga, quiera romper moldes, pero me temo que el intento caerá en el olvido. Rowling se ha complicado demasiado la vida.

Saludos ;)