Con todo lo ocurrido el viernes con Alex, Julya estaba muy nerviosa y apenas soportaba la idea de ir a la universidad. Por suerte tenía a Nathan a su lado, que la acompañaba como un guardián fuerte y fiel.
Al entrar en la clase, Nathan la condujo directamente al fondo, justo donde estaba Alexander. ¡No, por favor, no me hagas esto!
Pero comprendió que era lo mejor para ella: era crucial aparentar una actitud completamente normal e indiferente, como si no hubiera ocurrido nada, y lo primero era sentarse en los mismos sitios de cada mañana.
Julya consiguió serenarse y se comportó como siempre; sencillamente siendo ella misma. Hablaba y comentaba, reía las bromas y también las hacía.
Todo era normal, excepto Alexander. En cuanto ella se sentó -delante de él, como era habitual- recogió todo lo que tenía sobre la mesa a una velocidad asombrosa: hojas, cuadernos, bolígrafos, ¡hasta guardó el portátil en su funda de malas maneras!
Su amigo Rober le observó sin saber cómo reaccionar. Estaba claro que no quería marcharse, precisamente porque acababan de llegar a la universidad y no habían estado ni cinco minutos sentados. Sin embargo, era un chico con poca voluntad y se dejó arrastrar por el torbellino enérgico de Alex sin siquiera rechistar.
Por el camino, éste tiró a la papelera la coca-cola con tan mala leche, que la lata rebotó contra el fondo y resonó en la enorme aula como si hubiera sido un petardo.
Todos se asustaron, incluso Alex y Rober; ninguno era consciente de la ¿rabia?, ¿furia? que realmente bullía en su interior.
Julya esbozó una sonrisa cuando los vio desaparecer. He ganado el primer asalto.
Julya quedó a la hora de comer con Samantha y Sharon. Fueron a un pequeño italiano que les gustaba mucho por lo acogedor que era y la buena presentación de la comida.
Julya decidió coger las riendas de la conversación y les habló de lo ocurrido con Alex: no dio demasiados detalles, pero sí comentó lo esencial. Como era de esperar, la reacción de Sharon fue totalmente inexistente, pero su sorpresa fue mayúscula cuando Sam se encogió de hombros y siguió devorando su plato.
—Has hecho bien, se veía que era un gilipollas —añadió tras un trago de coca-cola.
—Ya... —Julya hizo un gesto con la mano para animarla a continuar.
—Lo supe cuando empezó a tontear contigo, pero como se te veía ilusionada porque era tu primer chico, pues no dije nada.
Me dejas alucinada con tus métodos de deducción Sherlock, pensó July con toda la ironía del mundo. Tu comentario no me sorprende nada... ¡será porque piensas lo mismo de TODOS los tíos!
—Pero siempre hace ilusión que se fijen en ti, ¿verdad? —dijo ella mientras le daba un último bocado a su pan con ajo. Samantha no dijo nada y se centró en su plato.
¡Hachas, hachas! ¡Hachas everywere!
Sharon bebió de su refresco. Julya observó su figura menuda y enjuta durante unos segundos. Sospechaba que Sharon volvería a ser la de siempre en pocos días. De ser así, demostraría que la envidia era muy mala compañera. Y que es una falsa como amiga.
5 comentarios:
Primera batalla Julya 1 - Alex 0 ^^
Vamos, a ver, hija estoy un poco perdida, como sellama esta historia?? porque me la quiero leer desde el principio!!!
Sólo estoy publicando 2 historias: "El Diario de Julya" y "Entre la Tierra y el Infierno" (Las puedes encontrar en las pestañas de arriba)
Esta entrada pertenece a Julya y, de todas maneras, en las etiquetas lo pone: "Capítulo 3: Marzo; El Diario de Julya"
Gracias!
Saludos ;)
Hola! ^^
Tienes un blog precioso :)
Te visitaré seguido ;D
Besitos desde Perú!
Rizel
Oki!! gracias guapa, mañana empiezo a leermela ^^
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