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viernes, 2 de marzo de 2012

Miércoles - 6

Desde que Julya rompió su medio-rollo con Alex, se sentía totalmente liberada. Ya no tenía que preocuparse por ir con faldas cortas o pantalones ajustados, ni maquillarse o llevar tacones, por fin podía vestirse con la comodidad de antes porque ya no buscaba la atención de nadie. 
De hecho, desde hacía una semana, apenas se había cruzado con Alexander y estaba muy agradecida por ello.  Así sería más fácil borrarle de su mente. ¡Gracias universo!
Sin embargo, la vida estaba llena de casualidades. Esa mañana caminaba con una calma y sosiego envidiables hasta que, al entrar en el aulario, se encontró con Alex. Gracias universo... ¬_¬
—Hola.
¡Adiós!
¿Te vas? —Julya consultó el reloj. Pero si quedan diez minutos para que empiece la clase.
¡Sí! —Y lanzó una sonora carcajada al pasar a su lado.
Ella se giró y se lo quedó mirando. Estaba perpleja O_o
¿Vienes sólo para cinco minutos?
¡Sí! —Y volvió a reírse, pero esta vez con un tono que transmitía: lo sé, soy idiota.
Qué raro eres... —comentó ella, también disimulando con una risa cordial. Y qué gilipollas.
Y cada uno siguió su camino. Julya se alegró de que las cosas volvieran poco a poco a la normalidad.


¡Novedades en el caso Alex! 
Por la tarde, al terminar las clases, tenían prácticas de Circuitos. Había varios turnos y Julya se había apuntado con Andrew a la una.
Tras jugar con cables, resistencias y volver loca a la calculadora durante dos horas, devolvieron todo el material  para  montar el sistema y salieron de clase con más hambre que el perro de un ciego.
En la puerta se cruzaron con los alumnos del siguiente turno, entre los que se contaban Alenxander y su fiel e inseparable sombra Marlon. 
Les saludaron y Julya notó que Alex estaba raro, especialmente con ella porque evitaba mirarla y ni siquiera devolvió el saludo, aunque a Andy sí. Su comportamiento la dejó muy mosqueada, pero prefirió no preocuparse ni montarse pollos mentales, y mucho menos por él.

Dos horas después, en las que saciaron su voraz apetito a base de bocadillos y palmeras de chocholate como postre, regresaron a los laboratorios para acompañar a Nathan, que tenía el último turno. Se detuvieron un momento en la puerta del edificio, charlando tranquilamente, cuando Nathan levantó la mano para despedirse de alguien. Julya se dio la vuelta y vio salir al dúo dinámico: Alex y Marlon; el primero iba con la cabeza gacha y el segundo con su acostumbrado paso de ganso.
—¿Qué tal con vas con él?
—¿Él? ¡Bah! No hablamos ni nada y lo prefiero así...
—Está raro —comentó Nathan, pensativo. Evita mirarte, incluso saludarte.
—Qué me vas a contar...
Cuando me ves tus ojos se vuelven tristes... ¿Te duele mirarme? 

2 comentarios:

Alice dijo...

Guapi!!
te coemtno que ya he empezado a leerme esta historia. Lo primero de todo, esta genial auqnue solo voy por las priemras partes , ya estoy intrigada jiji

Y luego, que te comentaré con mas detalle cuando llegue al último que tengas escrito!! jajaj

Un bsito y sigue así ;)

Nuemiel dijo...

Muchas gracias, Ali!
Siempre hace ilusión saber que hay otro lector que disfruta con tus historias :3 Y me dejas intrigada con ese "luego te comentaré" mmm ¿qué será? XD
Saludos ;)